Juan De Mena (Biografías y obras)

Biografía

(Córdoba, 1411-Torrelaguna, España, 1456) Escritor español. Perteneciente a una familia noble, estudió en la Universidad de Salamanca y posteriormente en Italia, donde adquirió un buen dominio del latín y descubrió a los autores del primer Renacimiento, a la vez que desempeñó el cargo de cronista y secretario de cartas latinas al servicio de Juan II, rey de Castilla.

Su obra principal es el Laberinto de Fortuna, también llamado Las trescientas, en referencia al número aproximado de sus estrofas; una de las muestras más logradas de la tendencia alegórico-dantesca surgida en la literatura española del siglo XV, la obra destaca por el empleo del arte mayor, su ritmo sonoro y el lenguaje elocuente y elaborado.

En verso escribió además Lo claro-oscuro, extraña combinación de estrofas dodecasílabas y octosílabas, y otras composiciones de carácter alegórico y moral, como el Razonamiento con la muerte o las Coplas contra los siete pecados capitales.

Como prosista experimentó con una adaptación de la Ilíada, que tituló Homero romanceado, comentó la Coronación en honor de su amigo el marqués de Santillana y prologó el Libro de las claras y virtuosas mujeres, de Álvaro de Luna, su protector.

Su prosa es latinizante, tanto en el léxico como en la sintaxis, y acusa una tendencia cultista que se manifiesta también en su obra poética; su obra fue objeto de comentario durante el Renacimiento por parte de los humanistas Hernán Núñez y el Brocense. Enterrado en Torrelaguna, sus restos fueron trasladados a Madrid en el siglo XIX.

 

Obras

Obra Poética

 El Juan de Mena más cotidiano se encuentra en la lírica cancioneril de tema amoroso que cultivó, compuesta de canciones, decires, preguntas y respuestas, galanteos (cortejos).

Es poesía ligera y llena de gracia, aunque en ocasiones resulte desapasionada e intelectualizada en exceso.

 

Se conserva un gran número de poemas en los principales cancioneros, así como en el Cancionero general de Hernando del Castillo publicado en 1511.

Sin embargo su estilo posterior se obsesiona con el simbolismo. En el Claroscuro, compuesto en estrofas de arte mayor y menor, se mezcla el conceptismo y la intensidad de la lírica cancioneril más sutil con la oscuridad más enigmática, con lo que se adelantó en siglo y medio a Luis de Góngora.

La Coronación del marqués de Santillana o los Calamicleos (1438, publicada en 1499) fue uno de los poemas más famosos y divulgado en su época, y que se han conservado de él. Es un conjunto de 51 dobles quintillas que desarrollan un argumento en el que Mena es arrebatado al monte Parnaso para contemplar la coronación de su amigo y mecenas Íñigo López de Mendoza como excelso poeta y perfecto caballero. 

El Laberinto de Fortuna, o Las trezientas, poema dedicado al rey Juan II, es su obra maestra. Constó primitivamente de 297 coplas de arte mayor. Se cree que el monarca deseó que fueran tantas como el número de días del año y Juan de Mena, para complacerle, compuso 24 más, sin llegar al fin prometido por haber fallecido; pero el hispanista Raymond Foulché-Delbosc, editor del poema, piensa que esas 24, que aparecen en algunas ediciones, que se sumaron a las tres que dicen faltaban a las 300 del manuscrito, constituyen un poema fragmentario independiente posterior que juzga severamente el capricho del monarca compuesto por otro ingenio; un cortesano como Juan de Mena jamás hubiera criticado la decisión de su rey.

El Laberinto es un poema alegórico que se inspira en el Paraíso de Dante; su verdadero valor no está en el simbolismo, sino en los episodios históricos vigorosamente descritos, donde se muestra un genuino patriotismo reflexivo y una visión de la unidad nacional encarnado en el rey Juan II, que asume el destino de Castilla.

El argumento es sencillo: Juan de Mena es arrebatado en el carro de Belona, la diosa guerrera, tirado por dragones y es conducido al palacio de Fortuna. La Providencia, que acude a recibirlo en una nube muy grande y oscura, le muestra la máquina del mundo, formada por "muy grandes tres ruedas", dos inmóviles (la del pasado y la del futuro, que aparece velada) y una en perpetuo y vertiginoso girar, el presente. En cada rueda hay siete círculos: el de Diana, morada de los castos; el de de Mercurio, de los malvados; el de Venus, lugar donde se castiga el pecado sensual; el de Febo, retiro de los filósofos, oradores, historiadores y poetas; el de Marte, panteón de los héroes muertos por la nación; el de Júpiter, sede de los reyes y príncipes y el de Saturno, solio que ocupa únicamente De Luna, privado del rey. El ritmo de cuatro acentos del verso de arte mayor es poco flexible y monótono, aunque solemne; el estilo muy elaborado, lleno de hiperbatón, cultismos italianismos, retórica, símbolos y alusiones históricas y mitológicas. Junto a la influencia del Dante, se percibe la de Lucano y la de Virgilio.

Las Coplas contra los siete pecados capitales es la última obra que llegó a componer, y quedó inacabada. Se inspira en los debates medievales sobre ese mismo tema y más remotamente en, la Envidia y la Pereza.

 

 

 

 

Obra en Prosa

Escribió en prosa el Comentario a la Coronación (1438), glosa de su propio poema en honor al marqués de Santillana.